Sunday, April 28, 2024

La Cianotipia


Orbe Dub

 Cianolumen


La cianotipia, en su esencia, encarna una labor casi sagrada. Desde las profundidades de las sombras, emergen las imágenes, como una suerte de alquimia donde la luz se transfigura con el sol. En el oscuro santuario, los componentes se entrelazan en la penumbra aguardando su metamorfosis. El citrato de amonio férrico y el ferricianuro de potasio, como los alquimistas ancestrales, se funden en un abrazo químico.

El papel, testigo puro, es sensibilizado con el elixir que se extiende sobre él, un bálsamo que se fusiona con la fibra, convirtiéndolo en un portal.

La luz solar, triunfante, transforma el papel. Es un proceso dorado que despierta el Azoth. La alquimia alcanza su plenitud: la luz y la química entrelazadas, revelando imágenes en tonos cian. Negativos, hojas, siluetas, todo se plasma en azul profundo.

En este proceso, nos convertimos en alquimistas modernos. La cianotipia, como un antiguo hilo, nos conecta con Anna Atkins, la botánica visionaria y sus flores secas, sus fotogramas, su legado azul.

Así, desde las sombras, la luz emerge triunfante. El sol, nuestro maestro alquimista, desvela los enigmas cerúleos. En cada cianotipo, la magia persiste, recordándonos que el encantamiento reside en la mezcla, en la espera y en la transmutación de la luz y la oscuridad.

El azul emerge pasivo y sereno, íntimo y femenino. En su tono lunar, intuitivo se despliega. Es el lienzo del cielo, del divino resguardo, espiritual y celestial.

En su abrazo, la serenidad hallamos, fuerza interna, acción del espíritu revelado. Color del orden cósmico, los egipcios lo elevaban, esencia inmortal. En cada trazo, un eco de eternidad y espiritualidad.

Que la cianotipia sea nuestro elixir, nuestra piedra filosofal. Que enaltezca la luz solar, como un antiguo conjuro, y nos permita contemplar el mundo a través de sus ojos celestes.

Lucia

 Cianotipia y café