
Con sa?a o descuido, lo fr�gil
resbalaba de nuestras manos
y se hac�a polvo en el piso.
No anden descalzos, dec�a la abuela,
porque los vidrios se les clavan en los pies.
Quiz�s busc�bamos
averiarnos tambi�n, que por un d�a
nuestra vida fuera otra.
Romper era probar cu�nto duraban, alterar
ese orden que los grandes
le daban a las cosas.
La franela o el plumero
deten�an la erosi�n, el gran desastre,
como lo hac�a el pararrayos de la iglesia
en las noches tormentosas. Sin embargo
qu� no hubi�ramos dado por verla ca�da de un rayo entre nosotros, todo Caseros
en llamas y el rugido furioso
expandi�ndose por la avenida. Yo prefer�a
que las polillas se comieran los tapados
a ese olor rancio, el acre de un ropero abierto en los inviernos.
Expuestos al desgaste
estaban los objetos de la casa, ser� por eso
que romp�amos todo. Hoy crec�,dijo mi hermano un d�a, porque quiero arreglarlo que est� roto.
Hermosa obra de una escritora llamada Paula Jim�nez, simplemente maravilloso! Gracias Paula por permitirme ponerlo en este lugar, Gracias Paula por escribir as� y por tu generosidad, saludos para ti desde M�xico.
No comments:
Post a Comment